domingo, 4 de octubre de 2015
Economía actual de china
China es la segunda potencia económica del mundo, el primer exportador y posee las reservas de cambio más elevadas. La recesión mundial de 2009 ha interrumpido el ritmo de crecimiento constante que había emprendido el país, y se han manifestado los límites de un crecimiento enfocado esencialmente en las exportaciones. Como consecuencia de la desaceleración económica mundial y la baja de los intercambios, el crecimiento chino se desaceleró hasta 7,4% en 2014, su nivel más bajo en 24 años. El crecimiento debiera seguir ralentizándose en 2015, en un valor inferior a 7%, debido a la morosidad del mercado inmobiliario y del sector de la construcción.
Durante el tercer plenario de los miembros del comité central del partido comunista (PCC) a fines de 2013, el PCC anunció su programa de reforma de aquí a 2020. Este incluye: avances políticos como el cierre de los centros de trabajos forzados; una mayor independencia de las cortes de justicia a nivel local; la flexibilización de la política del hijo único; la reforma del "hukou", que regula la movilidad (o más bien la ausencia de movilidad) y el acceso a los servicios públicos por los ciudadanos; la reforma del acceso a bienes raíces para facilitar la cesión de tierras agrícolas por los campesinos; la liberalización de las tasas de interés y la apertura progresiva de las transacciones financieras; y la reforma de las empresas de Estado. El antiguo interés por el crecimiento económico es reemplazado por preocupaciones sociales, como la degradación del medio ambiente, la corrupción o el aumento de las desigualdades.
El presidente Xi Jinping, en el poder desde marzo de 2013, ha llevado a cabo una campaña contra la corrupción y en pos de la austeridad que ha tenido un impacto negativo en ciertos sectores económicos (productos de lujo, restaurantes, entretenimiento). Como lo ha reconocido el presidente, China entró en una era de crecimiento modesto, que penaliza al mercado inmobiliario. Se han llevado a cabo ciertos avances a nivel de liberalización (un menor control de los capitales con el programa Stock Connect, liberalización de las tasas de interés al introducir más competencia entre los bancos), pero, en paralelo, la nueva zona de "libre comercio" de Shangai no ha sido convincente, debido a las numerosas restricciones impuestas a las empresas extranjeras, y las investigaciones contra grupos extranjeros se han multiplicado. Persisten numerosos desafíos relacionados con el envejecimiento de la población, la contracción de la fuerza de trabajo, la falta de apertura del sistema político, la competitividad de una economía dependiente de gastos de inversión elevados y la expansión del crédito.
Todavía existen grandes diferencias entre los niveles de vida de la ciudad y el campo, entre las zonas urbanas de las costas de China y el interior y el oeste del país, así como entre las clases medias urbanas y los olvidados por el crecimiento. Estas desigualdades preocupan cada vez a las autoridades chinas y a los inversores. Si bien la pobreza ha disminuido considerablemente en China, sigue afectando a casi el 10% de la población (esto es, más de 120 millones de personas), que vive con menos de 1 dólar al día.
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