viernes, 18 de septiembre de 2015

Historia de Alemania

Periodo de las Grandes Migraciones
El siglo III vio el surgimiento de un gran número de tribus germánicas del Oeste: alamanes, francos, chatti, sajones, frisones y turingios. En ese momento estos pueblos iniciaron el periodo de las grandes migraciones que se extendió por varios siglos. Son de estos y otros pueblos germanos, los ancestros de los alemanes actuales.
Estas "migraciones" básicamente consistieron en la conquista de diferentes regiones del Imperio Romano por varias tribus germánicas, dentro de las que destacan los Francos, los Visigodos y los Ostrogodos, primero como una forma de restituir lo que habían perdido ayudando a los romanos en las guerras contra los Hunos en el siglo V, ya que los emperadores romanos prometían tierras en Italia a los reyes de los pueblos germánicos, pero después no las entregaban y los reyes se las tomaban; luego como Federati (confederados) de los romanos cuando el imperio romano no tenía recursos para defenderse de los invasores externos, como los Vándalos, que también eran tribus germánicas. Los Visigodos se tomaron Dacia y los Vándalos se instalaron en Hispania (la actual España y Portugal). El emperador romano le cedió Hispania a los Visigodos si ellos sacaban a los Vándalos del imperio. Los Vándalos huyeron al norte de África y la saquearon huyendo de los Visigodos. Desde la ciudad de Alejandría los Vándalos llegaron a una fábrica de barcos, aprendieron a fabricar barcos, se convirtieron en piratas y asolaron el mediterráneo.

Época medieval
Desde que sucedió a su padre Pipino el Breve en 768, el nuevo rey de los francos, Carlomagno, consolidó la monarquía en este pueblo e inició un rápido avance hacia buena parte de los territorios de la Europa Occidental. Sajonia y Baviera, los dos Estados más organizados de Germania cayeron bajo su yugo. Su autoridad fue confirmada al ser coronado Emperador en el año 800 en Roma, y en consecuencia ser nombrado como máximo poder político del mundo cristiano. La ciudad alemana de Aquisgrán se convirtió en la capital imperial. Su hijo Ludovico Pío heredó su imperio, pero su débil figura provocó el inicio del declive, culminado con la partición imperial en los sucesivos Tratado de Verdún (843), Tratado de Meersen (870) y Tratado de Ribemont (880). Francia Oriental, surgida en Verdún con Luis el Germánico, nieto de Carlomagno, como rey, sería el germen de lo que hoy es Alemania. Las regiones al oeste del río Rin quedaron englobadas en la llamada Lotaringia, tierras de Lotario I, hermano y rival de Luis, junto a las zonas más orientales de Francia y el Reino de Italia, siendo Roma su capital.

Al morir Luis en 875, la Francia Oriental quedó dividida entre sus tres hijos, siendo las tres porciones Sajonia (norte), Baviera (sudeste) y Suabia (sudoeste). A diferencia de lo vivido hasta entonces, los tres Estados colaboraron estrechamente. Avatares de las historia, llevaron a Carlos el Gordo, rey de Suabia, a gobernar sobre todo el viejo imperio carolingio entre 881 y 887. Sin embargo, la lengua común y la también común legislación provocaron en ese momento un sentimiento alemán que perduraría hasta nuestros días. La época medieval termina en España con el descubrimiento de América, pero probablemente en Alemania con Martin Lutero.


Sacro Imperio Romano Germánico 

El imperio medieval se derivaba de una división del Imperio carolingio en 843, que fue fundado por Carlomagno en 800 y existió en diferentes formas hasta 1806. Su territorio se extendía desde el río Eder en el norte hasta la costa mediterránea en el sur.Bajo el reinado de la Dinastía Sajona (919-1024), los ducados de Lorena, Sajonia, Franconia, Suabia, Turingia y Baviera se consolidaron, y el Rey alemán fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico de estas regiones en 962. Bajo el reinado de la Dinastía salia (1024-1125), el Sacro Imperio Romano Germánico absorbió el norte de Italia y Borgoña, aunque los emperadores perdieron el poder a través de la Querella de las Investiduras. Bajo los emperadores Hohenstaufen (1138-1254), los príncipes alemanes aumentaron su influencia hacia el sur y el este en los territorios habitados por los eslavos. En el Norte alemán crecieron ciudades prósperas como las de la Liga Hanseática.

Unificación alemana

La historia de Alemania como país se inicia en 1871 al instaurarse el Imperio alemán. Con anterioridad, lo que conocemos como Alemania fue una agrupación de Estados en el marco del Sacro Imperio Romano Germánico, formado a partir de la división en 843 del Imperio carolingio, fundado en el año 800 por Carlomagno. Este Imperio existió en diversas formas hasta ser disuelto en 1806 como consecuencia de las guerras Napoleónicas.

Durante el siglo XVIII se inicia la transformación de Prusia en una potencia europea. El largo reinado de Federico II el Grande da un gran impulso a la consolidación de este reino, que se ve envuelto en las guerras de Sucesión Austriaca y de los Siete Años. A partir de entonces Prusia disputaría a la Casa de Austria la hegemonía de Alemania.

Los Estados alemanes participan activamente contra los ejércitos de Napoleón  quien tras acumular importantes victorias instaura la Confederación del Rin en 1806. Poco después el emperador del Sacro Imperio abdica y disuelve así efectivamente el imperio.Tras la Revolución francesa, los diferentes Estados monárquicos de Europa crean alianzas para enfrentar la amenaza que Francia representa para la estabilidad de sus propios regímenes.

En el Congreso de Viena, tras la derrota definitiva del ejército francés, se disuelve la Confederación del Rin y se crea la Confederación Germánica. El 1 de enero de 1834 entra en vigor la asociación de aduanas, mediante la cual se abolen los aranceles entre algunos miembros del norte de la confederación, bajo hegemonía prusiana, la llamada Zollverein.

La Revolución de 1848 conduce a la creación del primer Parlamento alemán en Fráncfort del Meno, que elabora una primera constitución pero fracasa con la unificación nacional, porque los monarcas recuperan el control.

Una reforma de la constitución danesa y la disputa por Schleswig-Holstein causa la guerra conocida como de los ducados (1864), y después la de las siete semanas (1866), por las cuales Prusia se asegura la hegemonía germánica.

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